Con uno mismo y con el proceso.
Es la pauta saludable más importante desde mi punto de vista.
Los alimentos no tienen poderes mágicos para sanar, ni poderes malignos para dañar. Un conjunto de pautas y hábitos nos ayudan a tener una vida más o menos saludable con una mayor o menor probabilidad de tener ciertas enfermedades. Y sobre todo de sentirse mejor o peor uno mismo con su estilo de vida.
Por eso, aunque haya una planificación, escuchar el cuerpo y adaptarse a cada momento y situación es fundamental.
Es importante trabajar la alimentación desde el conjunto que es. Trabajando conceptos como prohibición, culpa, permiso, dieta, restricción…
Y siempre gestionando las emociones, sobre todo las relacionadas con la alimentación desde la Psiconutrición.
Os subo estas fotos porque fueron de dos dulces que me apetecían.
Las galletas, de una paciente, le tuve que pedir que me las hiciera, simplemente me apetecían.
El brownie, hacía por lo menos 6 años que no lo hacía y había olvidado lo que me gustaba.
¿Por qué las subo? Porque no soy de dulce, no es algo habitual en mi alimentación pero cuando me apetece están sin ningún tipo de conflicto interno.
Aprender y gestionar la alimentación es un camino largo, con días soleados y nublados, pero disfrutar de cada día y ser flexible con todas las emociones es clave.