Me encantaría que pudieras ver y sentir lo mismo que yo cada vez que entro en un supermercado. Entenderías mucho mejor todo lo que intento decir en ocasiones.
Las estanterías están cargadas de publicidad y colores llamativos que llevan la gran mayoría a comida procesada y azucarada.
Clientes con carros con una mala base, convencidos que están haciendo una buena compra.
Tiendo a ser muy repetitiva con la alimentación sostenible y kilómetro cero, pero a mí me resulta fundamental. Tenemos que ser conscientes que como consumidores tenemos mucho poder.
No es sólo cuestión de salud y alimentación saludable.
Cuando conoces el alimento que comes, favoreces el producto local y de temporada, al agricultor, ganadero, pescador, pequeño comercio… Ayudando así a la economía local.
Por suerte vivo en pueblo pesquero y agrícola donde hay productos que no necesito comprar, que son “de casa”. Pero cuando compro, dentro de lo posible lo hago en el pequeño comercio y de procedencia cercana.
La base de una buena alimentación empieza por planificar, por una lista de la compra adecuada y un buen producto.
Organizar y planificar
Organizar y planificar los menús de la semana. Ayuda a no improvisar, a llevar una alimentación más equilibrada y saludable. Y al mismo tiempo obtenemos la lista de la compra, algo fundamental para comer más sano sin derrochar alimento ni dinero, para comprar sólo lo necesario y evitar comprar caprichos o compras compulsivas
Antes de hacer la compra, es importante revisar la nevera, el congelador, la despensa… Para asegurarte de consumir primero lo que tienes en casa, y así no desperdiciar alimentos ni comprar de más. Consiguiendo de esta manera una compra más sostenible y económica.
La lista de la compra es una gran aliada, la compra es más rápida, económica y saludable.
Consejos para hacer la compra:
Mirar siempre la procedencia de los alimentos, no el envaso, si no el origen.
Tener en cuenta el tipo de cría o producción en los alimentos.
Procura no comprar productos con exceso de embalajes
Compra productos de cercanía y temporada siempre que sea posible. De esta manera evitamos transportes prolongados y con ello sus emisiones y el gasto energético que supone mantener los alimentos en cámaras frigoríficas. Consiguiendo de esta manera comer alimento fresco.
Valorar el tamaño del envase que vas a comprar (pan, conservas, botes de verduras, salsas, botes/enveses de legumbres, botes/enveses de pasta…), esto debe de ser valorado según el consumo habitual, reduciendo así desperdiciar alimento y envase.
Evitar los alimentos ultra procesados y los precocinados.
Llevar tus propias bolsas o carros de la compra.
Compra en mercados y tiendas cercanas.
Menos plásticos = Comida real y Fresca = Comida Saludable
P.D: Come Felicidad