Pre-embarazo, embarazo y lactancia
Una alimentación saludable es fundamental en cualquier etapa de la mujer. Hay que resaltar la importancia de la alimentación en la etapa del pre- embarazo, embarazo y lactancia.
Las mujeres embarazadas deben alimentarse equilibradamente. Comer bien es una de las mejores medidas que puede tomar para ayudar al bebé a crecer y desarrollarse correctamente.
Menopausia
La menopausia o el climaterio es una etapa de transición entre los 40 y 50 años de la vida de la mujer en la que se produce una reducción en la producción de hormonas sexuales femeninas. Suele manifestarse con un ciclo menstrual irregular, a veces sin ovulación hasta que llega un momento en que las menstruaciones desaparecen, de igual forma que la capacidad reproductiva.
La sintomatología que se presenta durante esta etapa puede tener consecuencias psíquicas y físicas, ya que suelen producirse una serie de cambios fisiológicos debido a la falta de estrógenos. Además, los cambios en la composición corporal son también patentes ya que suele producirse un aumento de la masa grasa y una disminución de la masa muscular, dando lugar a un aumento de peso.
Durante la menopausia, también aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, ya que pueden aparecer factores de riesgo como la hipercolesterolemia, diabetes o hipertensión arterial. El riesgo de osteoporosis también se incrementa, dado que en esta etapa, y a causa de la disminución de las hormonas sexuales femeninas, se produce una descalcificación ósea con repercusiones graves, ya que se incrementa el riesgo de fracturas óseas. Una buena alimentación será clave en la prevención de estos factores de riesgo y en la sintomatología.
Personas mayores
Los cambios físicos se producen por el propio deterioro del organismo con el paso de los años y se caracterizan por una pérdida en la sensibilidad de los sentidos, pérdidas dentales que dificultan la masticación, problemas al tragar los alimentos, dificultad al moverse, etc. Como consecuencia de estos cambios físicos, la alimentación puede verse disminuida y puede desencadenar en un mal estado nutricional y de salud.
Con estos cambios físicos coexisten una serie de factores psicológicos, económicos y sociales que pueden alterar los hábitos alimenticios del individuo, dando lugar a un empeoramiento de la situación.
Mantener una buena alimentación adaptada a cada individuo durante la vejez es importante para un buen estado de salud.